Julio 20 del 2023.-En una amena plática entre amigos, taurinos y no, tratamos de hacerle ver a Juan Diego Uicab algunos de los pasajes a los que se expondrá en el camino que ha escogido: ser torero.

Le comentamos sobre varias temáticas, especialmente de su sinceridad y honestidad. Si no está bien consigo mismo, antes que todo, difícilmente llegará lejos.

Sus pasos no han sido nada fáciles porque no nació en cuna de oro, porque sus papás han ganado cada peso para darle de comer, educarlo, vestirlo, hacerlo un buen muchacho. Y también rondó en la charla, en el domicilio de Mario Ceballos en Hunucmá, que tiene que estar listo para entregarse al toro, para pelear ante el enemigo, que luego se convierte en un amigo (el astado será su herramienta principal), y para dejar la vida de ser necesario. Siempre.

Palabras más, palabras menos, el sacrificio, en todo. Incluso con la decisión de entregar la vida, de ser necesario, porque todas las veces tiene que sentir su verdad y ofrecerla cuando se está en la arena. Y su misma verdad comenzó cuando se sinceró y decidió pedir ayuda para costear su viaje.

El domingo, Juan Diego irá a Tetla, Tlaxcala, al Certamen Nacional de Escuelas Taurinas. Se trata de una gran oportunidad grande, a la que se irá solo con sus avíos y el respaldo moral de quienes decidieron ponerle uno o dos duros en el sombrero para costearse.

Y es que uno que está en el toro tiene que aprender de todo eso como un abecedario. Nos escribe, desde su casa en Salamanca, Álvaro de la Calle, quien sufrió una cornada de tres trayectorias en una corrida altamente torista en Céret, Francia, donde un toro de José Escolar (los famosos "escolares") le pidió las cartas credenciales. Nos dice que ya estaba sin fiebre, recuperándose en su hogar después de la cornada, junto con Eva, su esposa, y Triana, su hija, que siempre la lleva de la mano a los toros. Bien por Álvaro, que ha sido sobresaliente casi toda la vida, pero que cuando llega una oportunidad, como la de Céret, no la deja ir, aunque sabe que tiene que ser pensando que, ese día, podría ser el último. Se lee fácil.

Misma vivencia de Arturo Saldívar, a quien al día siguiente de la charla en Hunucmá propinaron severa cornada de tres trayectorias en Caxuxí, Hidalgo. La tragedia rondará siempre.

Con Juan Diego lo hablamos una y otra vez, como también abordamos el tema de por qué ser torero, y que cuando lo eres, tienes que defender, a capa y espada, con honradez, todo lo que gira en el entorno de la tauromaquia, con conocimiento.

Por ello, nuestros respetos para quienes el viernes pasado pudieron asistir a la marcha organizada en Ciudad de México para defender sus derechos como taurinos (galleros también) y pedir el regreso de las actividades a la Plaza México, cerrada por un decreto absurdo.

Toreros, de oro y plata; ganaderos de bravo, empresarios y aficionados se unieron a la larga caravana que caminó desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo. Allí, unos cien mil según dicen, ofrecieron algunos lances, dieron información a quienes no conocen, y pidieron en un solo grito que les respeten sus derechos, solo eso: respetar.

Lupita López Maldonado, torera yucateca, estuvo entre los miles que marcharon. Ella, como pocos, ha picado piedra para convertirse en lo que es, pero, peor aun, ha sido su lucha después del doctorado. También de eso tratamos con Juan Diego. En esto de la Fiesta tendrá mucho para pensar... siempre pensando en el toro.